LLAMADORES DE ÁNGELES

“Según la leyenda, su sonido avisa a nuestro ángel de la guarda y le otorga la facultad de proteger a quien lo posee”

Se dice que cualquiera puede llamar a su ángel de la guarda activando cierto tipo de sonidos.

Antiguamente, sobre todo en Europa, había leyendas que contaban cómo algunas personas llamaban a su ángel cuando querían huir de duendes, genios o de otros seres humanos con malas intenciones.

Por esta razón, llevaban al cuello una pequeña bola con un sonido precioso y siempre que se sentían en peligro, todo lo que tenían que hacer era sacudir el colgante y los ángeles vendrían a rescatarlos y protegerlos. Es por ello que con el tiempo estos objetos sonoros adquirieron el nombre de “Llamadores de Ángeles”.

La única condición que los ángeles pidieron fue que el destinatario no podría entonces separarse del colgante o dejarlo a distancia, ya que de no llevarlo consigo, toda la magia desaparecería.

Los colgantes tienen forma de esferas acampanadas y a las bolas se les denomina bolas de armonía. La esfera debe ser hueca por dentro, confeccionada en metal y debe permitir que la bola se mueva en su interior, produciendo un suave y dulce sonido.

Sean cuales sean las leyendas, se sabe que muchas personas han llamado a su ángel, utilizando “llamadores de ángeles” desde tiempos medievales como protección.

En algunos países todavía se acostumbra que  una mujer embarazada porte el llamador de ángeles para proteger al bebé de la energía negativa.

Actualmente existen Llamadores de Ángeles en muchos diseños, colores, formas y tamaños.  Pero su esencia no ha cambiado: un sonido melodioso de una bola dentro de una esfera de metal que puede invocar poderosos protectores.

Sin embargo, lo más importante para que nuestro ángel de la guarda nos escuche es la buena fe que pongamos a nuestras intenciones. Todo acto angélico debe estar lleno de pureza, buena voluntad y muchísimo amor al prójimo.