LAS PIRÁMIDES: LUZ, INMORTALIDAD Y MISTERIO
Diversas culturas en la Antigüedad usaron la forma de la pirámide con fines ceremoniales. Sin embargo, las más famosas y enigmáticas sin lugar a dudas son las pirámides egipcias.
En Egipto las pirámides eran consideradas “colinas de luz”, símbolo del poder creativo del sol y la inmortalidad del faraón de quien eran tumbas.
La pirámide egipcia fue desarrollada a partir de la tumba conocida como mastaba, la que tiene la cima plana, originada por el alto sacerdote del dios sol Ra. Las pirámides de los primeros faraones tenían escalones. Posteriormente, los arquitectos perfeccionaron la forma de la verdadera pirámide, recubriéndola con piedra caliza para reflejar la luz, esclareciendo su simbolismo.
Representaba el montículo primordial que, en la cosmogonía egipcia, primero captó la luz del sol creador. La masa y el poder de la estructura era el “material para la eternidad”, construcción cuya permanencia negaba la muerte y cuya altura y superficies que reflejan simbolizaban la unión perfecta entre el faraón enterrado y el dios sol. Además de concentrar la luz, los lados triangulares inclinados tienen más propósito estructural que simbólico, proporcionando la estabilidad que hizo posibles estos monumentos asombrosos.
En nuestros tiempos modernos, las pirámides actúan como filtros purificadores que facilitan pensar con claridad, atraer buena vibra al hogar o trabajo, así como potenciar grandes ideas de negocios o empresas nuevas. Por ello también se usan como puntos focales para meditación y su punta se puede cargar como un centro de atracción de energía positiva.
Se consiguen de muchos materiales y tamaños. Las de acabado tornasol y transparente, pueden tener dentro de sí, símbolos que complementan su función, por ejemplo un ojo, monedas, corazones o elementos de buena suerte. Hay pirámides en hechas de piedra, de metal o de orgonita. Se colocan en las oficinas, escritorios, salas de estudio o en lugares donde se tomen decisiones financieras.
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