LA TRADICIÓN DE LA PULSERA ROJA
Se dice que los ojos son las ventanas del alma, y por lo tanto, pueden transmitir una energía tremendamente poderosa. Cuando miramos a los demás con el odio o con envidia, estamos enviando energía negativa y viceversa.
Una pulsera de cordón, hilo u otro material en color rojo nos protege de esas penetrantes miradas. Gneralmente se lleva en la muñeca izquierda, ya que la mano izquierda representa el deseo de recibir, por lo tanto, crea un aura protectora que mantiene a raya a la energía negativa.
¿Y de dónde proviene esta tradición? En diferentes partes del mundo, un cordel rojo atado a la muñeca tiene un significado más allá de lo estético.
En primer lugar, según la Cábala –una tradición judía- las miradas envidiosas y las miradas malintencionadas pueden impedir que logremos todo nuestro potencial. Algunos piensan que esas miradas de resentimiento albergan pensamientos destructivos hacia nosotros. Por eso el color rojo ayuda a restringir esa energía negativa y actúa como un “escudo de protección” contra toda mala energía dirigida de esa manera.
La pulsera roja debe llevarse en la mano izquierda ya que es considerada por la Cábala como el lado de recepción para el cuerpo y el alma. Al usar el cordón rojo en la muñeca izquierda, podemos recibir una conexión vital con las energías protectoras del universo.
En algunas ceremonias del Hinduismo, a las pulseras rojas se les conoce como “kalaya” o “mauli”, cuyo significado es “por sobre todo” y su propósito es atraer múltiples bendiciones. El cordón rojo debe ser atado en la muñeca derecha del hombre y en la muñeca izquierda de la mujer.
En el Budismo Tibetano, durante algunos rituales de sanación se usan estas pulseras de hilo rojo para “restaurar el orden natural de las cosas”. El monje que dirige la ceremonia ata cordeles rojos en las muñecas de los participantes, para que así cuerpo y alma estén ligados eternamente y con firmeza.
En Japón, se encuentra la “leyenda del hilo rojo”, en la cual se dice que cuando dos personas están predestinadas a unir sus vidas, existe un hilo rojo invisible que las une. Este cordel rojo simboliza la unión de dos almas gemelas que contraerán matrimonio algún día.
Finalmente, en Costa Rica y varios países de América Latina, es muy común que a los bebés y niños pequeños se les amarre una cinta roja en su muñeca o tobillo para evitar que les “echen el mal de ojo” y así puedan crecer sanos y fuertes.
Ya sea un simple cordón rojo de macramé, o bien, pulseras más complejas y elaboradas con jades, ojos, medallas, nenes, etc., el color rojo es una tradición milenaria alrededor del mundo con un profundo significado espiritual
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