LA MIRRA
La mirra nos evoca la conocida imagen de los Tres Reyes Magos y las ofrendas que le presentaron al niño Dios. Oro, incienso y mirra, apreciadísimos bienes, dignos de ser ofrecidas a un nuevo rey, nada más y nada menos que al hijo de Dios, según nos cuenta la Biblia.
¿Y por qué la mirra ha sido tan valorada desde tiempos tan antiguos?
Su origen se sitúa definitivamente en la región del Medio Oriente, pero también estuvo presente en otras culturas de Europa, norte de África y Asia. Los egipcios y los griegos consideraban la mirra como un bien precioso. Fue utilizada por ambas civilizaciones para adorar a sus dioses durante diversos rituales y celebraciones. Fue un ingrediente básico en la elaboración de cosméticos, perfumes y tratamientos corporales a base de hierbas. Los egipcios también lo combinaron con el incienso puro con fines de embalsamamiento y purificación de los cuerpos.
El nombre científico de la mirra es Commiphora myrrha. Se trata de un pequeño arbusto nativo de Arabia, Somalia, Etiopía y otros países del Norte de África. Aunque las hojas son aromáticas, es la resina de la corteza la que se destila para producir un aceite esencial viscoso, de color amarillo, muy concentrado. Tiene una ligero y picante aroma, descrito por algunos como “dulce y cálido”.
A la esencia de mirra se le atribuyen efectos terapéuticos tales como ser anti-inflamatorio y expectorante, y por eso se recomienda para el alivio del catarro, la tos y los resfriados. Se utilizó para algunos problemas digestivos, infecciones de la boca y la garganta, y para enfermedades de la piel. En forma de aceite se puede aplicar en sesiones de aromaterapia -aunque muy disuelto o mezclado con otros aromas como alcanfor o lavanda-. También es perfecto para un masaje energizante y es la base en la elaboración de muchos perfumes.
Como incienso -ya sea en varilla, en grano o en cono, la mirra sirve para purificar lugares como casas, templos, edificios, locales y centros donde se reúna un gran número de personas. Ayuda a subir las vibraciones positivas del ambiente y crea un espacio de paz para la contemplación, la espiritualidad y la meditación. Se utiliza para purificar y bendecir objetos tales como amuletos, talismanes y algunas herramientas propias de rituales de magia.
El incienso de mirra también sirve para reforzar el efecto de otros inciensos si se queman juntos. Es usual que se queme junto al incienso de sándalo -para fines curativos-, con el incienso sangre de dragón -para un efecto protector- y con el incienso de patchouli -para estimular el amor y la pasión.
Definitivamente, la mirra es una planta con características tan valoradas que hasta fue equiparada con el mismo oro. Hoy dìa es un aroma infaltable no sólo en las iglesias católicas, sino también en cualquier lugar en que se lleve a cabo un rito o ceremonia de de carácter espiritual.
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