¿QUÉ ESPERAR DE UNA LECTURA DE TAROT?

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¿QUÉ ESPERAR DE UNA LECTURA DE TAROT?

En los últimos años, la lectura de tarot ha dejado de ser un asunto misterioso y oculto, para convertirse en una popular herramienta de auto-conocimiento y crecimiento personal.

Este sistema de arcanos ha resultado fascinante a lo largo de los siglos, pues su iconografía y simbolismo permiten dilucidar e interpretar hechos, situaciones y actitudes del consultante en un momento específico de su vida.

Como cualquier oráculo, el tarot es una vía para obtener respuestas a muchas inquietudes, tanto sobre los pequeños asuntos de nuestra vida cotidiana, como sobre profundas dudas existenciales.

El tarot consiste en una serie de cartas o naipes, divididos en dos grupos: arcanos mayores y arcanos menores. Estas cartas contienen símbolos universales (herméticos, alquímicos, masónicos, metafísicos, cabalísticos, místicos, mágicos), a partir de los cuales el tarotista basa su interpretación y puede revelar la psique de quien le consulta.

Entonces, ¿para qué sirve una lectura de tarot? ¿Para adivinar el futuro? Definitivamente no.¿Para saber el número de la lotería del próximo sorteo? Tampoco.¿Para encontrar a la pareja ideal? Difícilmente. Pero lo que ciertamente sí sucede, es que luego de acudir a una lectura de tarot, la percepción que teníamos sobre nuestras fortalezas y debilidades como seres humanos va a ser mucho más profunda.

Temor, incertidumbre, ansiedad, grandes expectativas y hasta mariposas en el estómago: estas y muchas otras emociones se manifiestan la primera vez que acudimos a una lectura de cartas del tarot. Como aún hoy día, alrededor de la interpretación de estas cartas giran muchos mitos y tabúes, hemos decidido contarles cómo es que transcurre una lectura de tarot a partir de las experiencias de las personas que visitan nuestra tienda.

¿Qué incluye una lectura de tarot?

Una lectura de tarot tiene que incluir aspectos del pasado de la persona, dejar entrever qué  rasgos de personalidad la caracterizan, con qué se identifica y cuáles son los parámetros que respaldan su toma de decisiones. Esto proporciona una base para contextualizar la información que arroje la tirada. También deben tomarse en cuenta las circunstancias del presente: situación familiar, laboral, económica, sentimental. Y, conociendo un poco el pasado y el presente, se puede inferir una posibilidad futura, es decir, qué podría ocurrir si las cosas siguen con el rumbo que viene trazado.

Al llegar a una lectura, no es necesario brindar muchos detalles personales de previo al tarotista. Basta con indicar el nombre completo y la fecha de nacimiento. En ese momento, damos nuestro permiso a las cartas para que se revelen los símbolos en la tirada. La persona puede o no tocar físicamente el mazo. Inmediatamente después, el tarotista baraja las cartas, las coloca en la mesa según sea el método que éste haya elegido y empieza la lectura.

Primero se presenta un panorama general en cuatro grandes aspectos: situación económica, situación amorosa, situación laboral y estado de salud. Una vez analizadas estas cuatro grandes áreas, el consultante puede hacer preguntas específicas de algún tema que necesite profundizar.

La lectura sirve para obtener una guía en la toma de decisiones a partir de ese momento: guías en lo financiero, guías en lo espiritual, guías en lo emocional. Quien consulta es quien debe elegir el rumbo que desea tomar. Las cartas solo presentan los diferentes caminos posibles.

 

¿Qué revela una lectura de tarot?

Dudas frecuentes. La mayoría de las personas asisten a una lectura de tarot con preguntas muy específicas: ¿Obtendré un ascenso en mi trabajo? ¿Me conviene empezar esta relación de pareja? ¿Cuándo se van a concretar mis proyectos? ¿Debo empezar un negocio ahora o después? También es común acudir por conflictos con vecinos, compañeros de trabajo, jefes, problemas familiares, infidelidades. Es muy común que se quiera saber si alguien “me ha hecho un daño”, o sencillamente porque sienten que en su vida “nada funciona” y no hallan una salida concreta por más que lo hayan intentado.  Una lectura de tarot parte de lo general a lo particular, es decir, una vez revelada la persona como un todo, es posible profundizar en situaciones puntuales o detalladas que le aquejen. El grado de especificidad de las respuestas depende de la amplitud energética que tenga el consultante y de ahí se valora qué tanto se pueda ver o profundizar.

Visión más objetiva. Tener dudas sobre situaciones futuras es perfectamente normal. Pero si la persona ya trae una respuesta preconcebida o tiende a culpar a otros como causantes de sus problemas, quizás las cartas lo hagan cambiar de opinión. Si se obtienen resultados recurrentes ante un mismo problema (despidos de varios trabajos, un fracaso amoroso tras otro, el dinero que recibo nunca alcanza, los negocios que emprendo no prosperan, etc.), las cartas no van a apuntar a las circunstancias, sino directamente a las características de quien pregunta. Allí es donde el tarotista no se queda únicamente con la versión del consultante. Debe indagar más allá de lo que le describen y buscar una perspectiva neutra y objetiva de esa situación. Y ese punto de partida lo proporcionan las cartas. La mayoría de las veces es nuestra propia energía la que nos bloquea las oportunidades que se nos han presentado (laborales, financieras, románticas, académicas). No es cierto que todo se deba a la “mala intención” que alguien más nos haya querido ejercer. Casi siempre esto deriva de nuestros prejuicios y subjetividad, y puede ser que la realidad sea muy distinta.

 

Capacidad de tomar decisiones. Toda práctica espiritual incluye el libre albedrío.  Siempre seremos nosotros mismos quienes vayamos moldeando nuestro destino a través de nuestras decisiones. El tarot lo que hace es “leer” la psique de la persona, mostrarle alternativas y de alguna manera facilitarle este proceso. El tarot no va a influenciar lo que va a pasar en el futuro, pero puede sugerir lo que podría pasar dependiendo de lo que la persona decida hacer al respecto. El resultado final dependerá de la opción que escojamos, basados en nuestra intuición y conveniencia.

Miedos y temores. Hay quienes inician la lectura con temor a recibir malos augurios sobre determinados asuntos. Otros creen que consultar las cartas puede abrir puertas a mundos desconocidos y permitir que ciertas entidades nos puedan afectar. Sin embargo, nada de esto es cierto. El orden en que van colocándose los arcanos en cada tirada, determina lo que se verá en cada lectura. Son las cartas las que “hablan” y describen a la persona, la cual previamente ha dado su permiso de ser leída. A partir de allí el tarotista da significado e interpreta cada símbolo y las cartas están solo bajo su influencia. Otro miedo recurrente se refiere a personas que no quieren enterarse de que algo “malo” va a pasar. Pero lo cierto, es que lo que vaya a pasar, sucederá, independientemente de si lo sabemos o no. Una lectura de tarot debería permitirnos apaciguar nuestros temores, agradecer por todo aquello bueno que nos ha pasado en la vida y prepararnos para las eventualidades futuras.

 

Elementos metafísicos de una lectura:

  • Agua: es frecuente encontrar una copa o recipiente de vidrio con agua para simbolizar la que la comunicación debe ser transparente, tanto en lo espiritual como en lo emocional. Esta energía de la comunicación fluida permite “atrapar” malas energías.

 

  • Fuego: el fuego es el elemento transformador. Generalmente se enciende una vela durante la consulta, y la llama empieza a “limpiar” a la persona conforme avanza la lectura. En casos de personas con baja vibración energética, la llama de la vela se torna negra, pero finalizando la lectura, la persona debe sentirse más aliviada.

 

  • Aire: el humo y el aroma del incienso representan el aire y la claridad mental. Permiten mantener la mente activa y alerta, para que los mensajes de la lectura sean siempre claros.

 

  • Tierra: representada por un puño de sal, nos recuerda que debemos siempre tener bien puestos los pies en la tierra y mantener siempre una perspectiva lógica y objetiva de los acontecimientos.

 

Finalmente, el tarot es una herramienta de crecimiento personal: el tarot describe a la persona, es una especie de fotografía en ese momento específico de su vida. Si las cartas arrojan  que la persona en ese momento está atravesando por situaciones emocionales difíciles o desafiantes, esto da la oportunidad de cambiar el rumbo y buscar soluciones.

El tarot, mediante una serie de cartas, le recomienda al consultante qué puede hacer para moderar o mejorar esas actitudes poco favorables.  Le puede indicar cómo potenciar todas sus cualidades y aquellos elementos que sí están bajo su control.  Le puede sugerir que sane sus heridas a través del perdón, que se desapegue de aquello que ya no aporta valor a su vida, que inicie un proceso de recuperación psicológica y que fortalezca su autoestima. El estar más consciente del cambio,  probablemente conducirá a una transformación y un crecimiento personal en positivo.

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