EL AZUFRE

En el mundo esotérico hay un ingrediente muy eficaz que ha sido usado desde la antigüedad, pero que tiene una connotación negativa no solo por su desagradable olor, sino también por algunos prejuicios religiosos asociados. Se trata del azufre, uno más de los tantos elementos químicos que se hallan en la naturaleza.

El folclor y las creencias populares nos han hecho relacionarlo con el demonio y con el infierno. Lo cierto es que este elemento está presente en la industria química y petrolera, en la minería, en la producción de caucho y fertilizantes, en  la cosmética y en objetos de uso tan cotidiano como los fósforos o la pólvora.

El nombre azufre proviene del latín sulphur.  Posee un inconfundible color amarillo y fue usado por egipcios, hebreos y griegos como parte de rituales para purificar templos. También fue un ingrediente infaltable en las prácticas alquímicas, pues se creía que gracias a sus propiedades transmutadoras podía convertir el cobre en oro.

Algunos pasajes bíblicos e ideas originadas en la Edad Media, establecieron una relación directa entre el azufre y el inframundo. El mal olor que emana de los volcanes o de las fuentes de aguas termales, dada la presencia de ciertos gases y otros químicos,  hizo que por siglos se creyera que el azufre provenía del “infierno”, de un lugar ubicado en lo profundo de las entrañas de la tierra.

El azufre es un producto muy utilizado en rituales esotéricos, sobre todo para limpiezas energéticas más profundas y difíciles. Para los entes negativos y para algunos seres del bajo astral, el olor del azufre es espantoso y les molesta muchísimo. Y aunque el azufre que se vende a nivel comercial no es tan oloroso, a nivel energético es insoportable. Se suele combinar con sal y vinagre para alejar personas negativas y para eliminar malas energías de cualquier casa o habitación.

Cabe recordar que el azufre es ligeramente tóxico y en ocasiones combustible. Debe ser manipulado con cuidado y es indispensable lavarse las manos si ha entrado en contacto con la piel. Se debe desechar debidamente para no contaminar ninguna fuente de agua. Por esto, y por su compleja forma de actuar contra entes de baja vibración, es mejor consultar a algún experto antes de utilizarlo, además de escoger las oraciones correctas para obtener el resultado deseado.