LA MALAQUITA
Los magníficos palacios de los zares de la Rusia imperial son famosos por su lujo de ensueño y su exquisita decoración. Y es precisamente la piedra malaquita una de las principales protagonistas de tal belleza arquitectónica, pues numerosos mosaicos, paredes, urnas, chimeneas y columnas fueron esculpidos y pulidos delicadamente para aportar un espectacular color verde y una textura alucinante.
Conocida como la “piedra de la transformación”, el poder de la malaquita ha sido reconocido desde los antiguos egipcios, donde se usaba en los tocados de los faraones o también como cosmético. Los árabes la emplearon con fines medicinales y como antídoto para ciertos venenos. En la Edad Media se recetaba como vomitivo, se utilizaba como colorante o se mantenía en los dormitorios para evitar pesadillas. Su nombre, debido a Plinio, deriva del griego malákhe, malva, sugerido por su color verde similar al de esta planta.
La malaquita es un carbonato básico de cobre. Este mineral se presenta como masas redondeadas o incrustaciones, que consisten en agregados paralelos o radiantes de diminutos cristales alargados.Tiene una estratificación de color llamativa desde verde brillante a verde oscuro. Es opaco o semi-opaco. Tiene una dureza baja de alrededor de 4 en la escala de Mohs. Se halla asociada a la azurita, la limonita y al lapislázuli. Con frecuencia la azurita se ha confundido con la malaquita, pues es común encontrarlas con incrustaciones una de la otra.
Es un mineral muy abundante alrededor del mundo. Las variedades macizas proceden de Siberia y Katanga (Congo). Al igual que la azurita, la malaquita se encuentra en las zonas de oxidación de los yacimientos de cobre. Es frecuente de encontrar minas en localidades como Montes Urales, Francia, Alemania, Arizona, Nuevo México, Chile, Bolivia, Zaire, Namibia y España. Las exquisitas estatuillas y pequeñas esculturas talladas en China fueron confeccionadas con malaquitas traídas en su totalidad de Rusia.
En esta piedra se han esculpido bellísimos objetos.Las masas utilizadas como motivo ornamental son de un hermoso tono verde con zonas de diferentes matices. El color es siempre verde, variando desde un verde medio, hasta un verde muy oscuro, incluso negruzco. Estos tonos aparecen, por regla general, en franjas alternas (transversales a la longitud del cristal), que evidentemente son capas sucesivas de concreción y tienen una disposición similar a la de las vetas en otras concreciones, con amplias curvas, formas de cúpula y ondulaciones, generalmente siguiendo la dirección de la superficie exterior de la piedra.
A pesar de su baja dureza, este mineral puede adquirir un pulido excepcional (aunque no muy duradero). Se daña fácilmente con los ácidos debido a su porosidad. Los bloques grandes se usan para losas, balaustres y otros objetos esculpidos. También se emplea para mosaicos, cajas, figurillas, cabujones y cuentas. El color verde, el veteado, la forma de las vetas y el pulido lo hacen muy fácil de identificar.
Propiedades energéticas
La malaquita es una piedra semipreciosa que representa la nueva vida, la primavera, la naturaleza, la energía, el renacimiento, el crecimiento, la fertilidad y el entorno natural. El color verde también está asociado con el dinero, la riqueza y la prosperidad.
Entre los beneficios emocionales y espirituales de la malaquita están: abundancia, buena suerte, auto-confianza, crecimiento espiritual, fomento de las relaciones saludables y absorción de energía negativa.
La malaquita ayuda a alcanzar los desafíos que nos depara la vida en diferentes momentos. Nos protege cuando nos sentimos más vulnerables y nos ayuda a adaptarnos a los cambios, haciéndonos ver que esos cambios son positivos, ya sea en nuestro estilo de vida, en nuestras amistades o en nuestro trabajo. Si alguna de las personas que nos rodea no nos conviene, la malaquita nos ayuda a identificarla.
Como la mayoría de piedras verdes, la malaquita se asocia con el chakra del corazón en la filosofía tántrica hindú. Por eso se cree que esta gema ayuda a desbloquear el cuarto chakra. El método más simple de hacerlo es acostarse con una piedra de malaquita colocada sobre el corazón. Luego despejamos la mente, nos relajamos, respiramos profundamente y dejamos que la malaquita haga su trabajo. También es recomendable usarla en forma de dije a la altura del pecho. Si se medita sosteniendo una piedra de malaquita en la palma de la mano, esto fortalecerá la conexión con Gaia, la madre tierra.
Alternativamente, un pequeño trozo de malaquita colocado en el bolsillo o en el bolso se puede llevar todo el día y usarse como “piedra de toque” para tranquilizarse cuando sea necesario.
Se dice que la malaquita absorbe más energía negativa que la mayoría de las piedras preciosas, por lo que debe limpiarse y recargarse con bastante frecuencia. Hay varias formas de limpiar los cristales usando elementos como agua, luz natural, incienso o tierra.
La malaquita es una piedra blanda y porosa, por lo que debe evitarse cualquier manipulación brusca o abrasiva. Por ejemplo, no es recomendable limpiarla con agua de sal. En ese caso, es mejor colocar la piedra bajo el agua en movimiento, preferiblemente en un arroyo, cascada o manantial, pero el agua del grifo también servirá. Esto es totalmente seguro para la gema y será suficiente para una limpieza rápida.
Una buena manera de darle a tu malaquita un tratamiento de limpieza es “sahumarla”, es decir, dejar que el humo de una varilla de incienso o de un rollo de hierbas secas fluya sobre la superficie de la piedra. Si se utiliza luz natural, es más seguro hacerlo en noche de luna llena y no bajo el sol. Se puede enterrar, pero el suelo no debe tener una acidez muy alta.
La malaquita ha sido históricamente un símbolo de exquisito lujo en las cortes europeas, pero hoy día es una gema que nos transmite fortaleza para manifestar nuestros deseos con total libertad. Tiene la virtud de aportar creatividad, energía positiva y auto confianza, tres grandes herramientas para alcanzar éxito y riqueza duraderos.
