LA RUDA
Muchos de nosotros recordamos que nuestras abuelitas, mamás, vecinas o alguna tía solían tener una matita de ruda en el patio o en el jardín. El olor inconfundible que emanaba la planta al atardecer aún nos evoca hermosos recuerdos.
En épocas donde comprar medicinas o ir a la farmacia era más limitado que en la actualidad, las familias echaban mano de las plantas medicinales que tenían sembradas alrededor de su casa. Ya sea en cocimiento, macerada para hacer frotaciones o en ramitos, la ruda es parte importante de nuestras tradiciones populares en remedios caseros.
Pero este no era el único fin para el cual se podía usar la ruda u otras plantas. La ruda es un ingrediente infaltable dentro de la familia de hierbas que tienen fines de limpieza y purificación energéticas.
Es una hierba amarga y muy conocida en otras culturas alrededor del mundo. En la tradición hebrea se asociaba con el arrepentimiento. Se convirtió en la “hierba de la gracia” mencionada por Ofelia en Hamlet de Shakespeare. Como homónimo en inglés, también es símbolo de pesar. Antiguamente en las iglesias, la ruda se le añadía al agua bendita. Chinos, romanos y celtas la utilizaron como medicina, para bendecir enfermos y para contrarrestar pensamientos negativos.
En Costa Rica se cree que la ruda sirve para alejar los malos espíritus. Por eso, se aconsejaba sembrar plantas de ruda en las cuatro esquinas de la casa. En el Mercado Central de San José la ruda está presente en todos los puestos que venden las Siete Hierbas Sagradas (ruda, altamisa, ajenjo, romero, tomillo, yerbabuena y orégano).
Hoy la tradición sigue más viva que nunca y con la ruda se pueden preparar baños, jabones y esencias para limpiar casas o negocios o para pedir algún deseo. También es muy efectivo quemar velones herbóreos a base de ruda.
Quemar ruda en incienso aleja el pesimismo, ya que transmuta energía negativa en positiva, tanto en nuestras casas, en nuestros seres queridos o en nuestra propia mente. Los baños con ruda también son ideales para la limpieza espiritual. En aceite, bendice, purifica y protege de circunstancias adversas. Es la planta del perdón y por eso para aliviar la carga que genera el rencor, se toma una ramita fresca, se sumerge en agua y se salpica el lugar adonde haya ocurrido una discusión o un desacuerdo.
Y como en todo ritual energético, no puede faltar la oración que acompaña el uso de cualquier hierba mágica. Con frecuencia, en estas oraciones se produce una simbiosis entre la fe católica y la atribución de ciertos poderes mágicos a algún elemento de la naturaleza.
La misma oración tiene dos versiones según la intención que tengamos en mente: “protección contra enemigos” o para “conquistar al ser amado”.
La oración de protección se recomienda hacerla para complementar el uso de las velas de ruda o el aceite de ruda:
ORACIÓN DE LA RUDA PARA PROTECCIÓN:
“Ruda bendita, poderosa Ruda milagrosa, que en el Monte del Calvario, por las lágrimas de Magdalena, derramaste lágrimas por mí, infunde en mí tus cualidades de protección contra todas las fuerzas del mal y elimina de mi camino toda influencia de espíritus malignos. Por las gotas de Sangre que derramó el Rey de Reyes, te pido derrames en mi la protección de mis enemigos y de los espíritus malignos que intentan hacernos daño”.
La oración de la ruda para invocar el amor es utilizada durante o después de hacerse un baño de ruda o de bañarse con el jabón de ruda. Se puede hacer tres veces por semana: martes, jueves y viernes:
ORACIÓN DE LA RUDA PARA EL AMOR:
“Ruda bendita, poderosa Ruda milagrosa, que en el Monte Calvario, por las lágrimas de Magdalena, derramaste lágrimas por mí, traéme rendido a mi querido…
Me hago este baño, tráeme suerte y al hombre que yo quiero; que sienta amor y desesperación por mí y que sus ojos y pensamientos se fijen solamente en mí.
Por las gotas de sangre que derramó el Rey de Reyes te pido derrames en mí dinero y atenciones a mis semejantes, especialmente de…
Tráeme prosperidad al momento de bañarme con esta agua. Es para que derrames sobre mí prosperidad y suerte
Así pido, Ruda bendita, que me des buenos y bastantes negocios; que entre la felicidad y dicha en mi cuerpo y mi alma”.
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