LABRADORITA

LOS COLORES DE LA INTUICIÓN

 Una nueva gema puede apreciarse en nuestras urnas: la labradorita, una piedra no tan popular como los jades o los cuarzos, pero de singular belleza y de muy particular  colorido.

Su alta gama de reflejos y la variabilidad de sus tonos permiten que nuestro sexto sentido aflore y que sea esa intuición personal la que nos guíe en nuestro caminar.

El origen de su nombre deriva de la ubicación de los primeros yacimientos encontrados: la península de Labrador en Canadá. Es una piedra muy conocida y apreciada en el mundo de la lapidaria por la hermosa combinación de colores que  presenta y la facilidad con la que se puede trabajar.

Desde el punto de vista científico, la labradorita es un mineral de feldespato, rico en sodio, que puede aparecer como cristales amarillentos, pero más a menudo forma masas cristalinas grises opacas y muestra un tipo particular de iridiscencia en un fondo oscuro. El efecto es probablemente debido a la presencia de plaquetas muy finas de diferentes composiciones e inclusiones diminutas de ilmenita, rutilo y, tal vez, magnetita, que causan la difracción, es decir, un efecto tornasolado.

El color de fondo de la piedra es un gris humo oscuro, pero cuando la luz la atraviesa en una dirección particular, muestra llamativos reflejos de colores del arco iris (violeta, azul, verde, amarillo e incluso naranja y rojizo), conocidos como labradorescencia.

Es un mineral muy llamativo a primera vista. Aunque su dureza en la escala de Mohs es de 6 a 6.5, casi tan dura como el jade, usualmente se corta en cabujones, o placas pequeñas, no demasiado convexas, pulidas para el ajuste de la pieza de joyería que se vaya a fabricar. También se usa como material ornamental para tallar y grabar. En este caso, el color de fondo no es tan llamativo y la fuerza de la labradorescencia es lo que le da valor a la piedra. La labradorita utilizada como gema para joyas proviene principalmente de Canadá y Finlandia. La variedad particularmente brillante que se encuentra en Finlandia a veces se conoce como espectrolita.

También es un mineral muy usado en diseño arquitectónico y de interiores: fuentes, encimeras de cocina, lavabos y detalles para mobiliario. Se aprovecha en forma de losas formadas por rocas que contienen grandes pedazos de feldespato potásico. Este material, que se llama larvikita,  se extrae de una mina que se encuentra en Noruega y se usa sólo para fines de construcción.

Desde el punto de vista metafísico, la principal cualidad de la labradorita es fortalecer la intuición, es decir, es una de las piedras más místicas, que estimula directamente nuestro sexto sentido, es decir, esas corazonadas y esa capacidad de sentir o predecir algo más allá de la razón.

Su particular característica, la labradorescencia, nos permite observarla con detenimiento y concentrarnos en esos colores cambiantes, lo que puede abrir la mente a nuevas perspectivas, o también, nos puede inspirar nuevas ideas o formas creativas de resolver situaciones.

Y no menos importante es el hecho de que la labradorita puede ser usada para desbloqueos mentales, como apoyo en terapias regresivas y para reforzar las habilidades de comunicación físicas y espirituales. Por eso es común que la labradorita nos ayude a subir el ánimo y a recuperar energía luego de algún proceso difícil que hayamos enfrentado.