LA TRIPLE DIOSA

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LA TRIPLE DIOSA

Las trilogías sagradas se encuentran con mucha frecuencia en las diferentes cosmogonías alrededor del mundo.

Desde la antigüedad, las deidades no son absolutas, sino que reflejan diferentes fases, atributos y actitudes, según las sociedades que las concibieron. Es decir, tres entidades aparentemente distintas, pueden perfectamente formar parte de un todo indisoluble.

Es así, como las tríadas son una parte muy importante de las creencias ancestrales: La Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) en el Cristianismo, Trimurti en el Hinduismo (Brahma, Vishnu y Shiva), la Triada Osiríaca en Egipto (Osiris, Isis, Orus), por citar las más conocidas.

Así como el dios masculino es a menudo representado por el Sol, la diosa es representada por la luna. Un símbolo que se ha popularizado en las últimas décadas es la “Triple Diosa”, un ente que representa el lado femenino de una deidad: intuitiva, creativa y mágica, benevolente pero enormemente poderosa y sabia.

Fue gracias al poeta británico y aficionado a la mitología Robert Graves, quien a mediados del siglo XX escribió la novela “La Diosa Blanca”, que este arquetipo de diosa femenina empezó a tomar relevancia en los círculos neopaganos. A pesar de no contar con fuentes históricas concretas, Graves difundió la idea de un culto antiguo inspirado en diferentes diosas griegas y babilonias: Selene, Artemisa, Ishtar, Perséfone, Deméter, Hécate, entre otras. También tomó influencias de antiguos cultos celtas europeos, lo que terminó de consolidar el mito.

En la práctica de la Wicca, y con base en los poemas de Graves, esta diosa es reverenciada mediante tres lunas continuas: cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante, es decir: “la doncella”, la “madre” y la “anciana” respectivamente. A veces se coloca un pentáculo en el círculo central.

Según el Neopaganismo, la Triple Diosa pone de manifiesto cada uno de los tres estadios de la vida y todos juntos a la vez. Es una metáfora del ciclo vital: nacimiento, vida, muerte y renacimiento.

La Doncella representa creación, inspiración, juventud, nuevos comienzos, encanto, diversión, despreocupación, emoción y el proceso de encontrarse a uno mismo.

La Madre representa el fruto y el sustento, la fertilidad, la abundancia, la plenitud, la estabilidad, la creación, la maternidad, la crianza, el crecimiento y la vida misma.

La Anciana representa la sabiduría, la compasión, la transformación, el cumplimiento, el final, la oscuridad, la sombra, la destrucción, la muerte y el renacimiento.

Hoy día, la Triple Diosa es un símbolo de la reivindicación de lo femenino en la sociedad, tanto antigua como moderna. También rescata el papel fundamental que ha tenido lo divino-femenino  y lo sagrado-femenino en la historia de la cultura y de las religiones.

Actualmente podemos encontrar a la Triple Diosa en altares, en tallas de madera, en velas, en calderos, en incensarios y en muchos otros objetos ceremoniales. Es un símbolo muy usado en terapias holísticas, en prácticas esotéricas y como apoyo en lectura de oráculos. Por eso, también se le considera un amuleto protector.

Podemos llevarla en forma de aretes, brazaletes, dijes, coronas o collares, para resaltar loables características como la empatía, la intuición y la sabiduría.

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